13 de enero de 2013

El Timbre

Cuando hablamos de música, atendemos a una serie de "ingredientes" que son fundamentales para su creación, los de mayor importancia serían: Melodía, Armonía y Ritmo, sin obviar el Timbre y la Textura, esenciales también en su concepción y que colaboran en la identidad y carácter de la obra.

Es así, que el timbre ocupa una especie de segunda línea, y tal vez por esto: la mayor importancia concedida a la melodía, armonía y ritmo, hagan que sea una de las cualidades de la música en la que menos reparamos, de las que damos por sentado sus cualidades y sus posibilidades. El sonido que produce un determinado instrumento es como es, por sus cualidades constructivas, inherente a sus atributos. De entrada la mejor manera que tenemos de definir esta cualidad es diciendo que cada instrumento tiene su sonido particular, un "color" determinado que nos permiten su reconocimiento, y así distinguirlo de otro. Según la wikipedia: el matiz característico de un sonido. Todo demasiado ambiguo  para intentar explicar algo que el cerebro procesa de una manera ordinaria, como otra serie de actividades más.

Sin embargo, en su tratado de armonía A. Shöenber proponía una visión diferente no solo de esta cualidad del sonido, sino de la composición musical: No me es posible admitir la diferencia entre el timbre y la altura del sonido, como se suele expresar habitualmente. Encuentro que el sonido se distingue por el timbre, cuya altura es una de las dimensiones. El timbre es el dominio general del sonido: la altura no es más que un componente. La altura sonora no es más que el timbre medido según una cierta dirección. Si es posible, por tanto, construir con timbres, que se distinguen según su altura, las estructuras que llamamos melodías, las sucesiones cuya composición provoca un efecto semejante a una cadena lógica de pensamientos, resultará igualmente posible construir sucesiones semejantes por medio de timbres de dimensión sonora distinta, por medio de lo que llamamos corriente y resumidamente "los timbres".

Y P. Boulez nos arroja más elementos que nos ayudan a clarificar determinados conceptos del timbre y de su uso: la nota "re" es, sobre todo eso, un "re". Así esté tocada en un violín, en un clarinete, o en una trompeta, debe ser reconocible como lo que es, la nota "re". En este sentido los instrumentos fueron construidos para facilitar esta jerarquía. Esta estandarización lleva en algún sentido un empobrecimiento de la familia de timbres, pero permitió la comunicación entre ellos. Por otro lado, uno se ha enterado que en otras civilizaciones, cada instrumento incluso cada parte de un instrumento, está dotada de un poder particular: cada sonido en su lucha contra la estandarización está dotado de un registro y al mismo tiempo de un timbre, o determinada cualidad auxiliar que da al sonido un carácter sumamente individual.


Es posible que Pierre Boulez pudiera referirse entre otras, a la cultura de Indonesia y fundamentalmente al Gamelan. Motivado por nuestra educación musical (occidental) podamos ver un acercamiento a estas ideas expuestas, ya que aparentemente el timbre y el ritmo se sitúan por encima del concepto armónico y melódico, ya que nos resultan extrañas dichas melodías y armonías debido a la diferencia de concepto musical, su orden y jerarquía tonal, la afinación... y sobre todo nuestro desconocimiento y "eterna" comparación con nuestro sistema musical. 




En nuestra cultura, tal vez podamos tomar como una de las primeras referencias a la hora de profundizar en la importancia del timbre, la aparición de la técnica del Hoquetus, o simplemente esta sea una de  las últimas reminiscencias de una mayor trascendencia del timbre en la composición musical.



En el siglo XX la música electro-acústica, directa o indirectamente, le otorgó...  y otorga gran valor al timbre, pero su tratamiento se dirige principalmente en una dirección, que no facilita la creación de una obra donde los sonidos se conjuguen de una manera más suave, tal vez armoniosa, es el contraste lo que más cabe destacar, consiguiendo en muchas ocasiones escuchas que requieren un gran esfuerzo, un ejemplo puede ser Atmosphesres de G. Ligeti. Otro de los personajes ilustres en la investigación musical, algo inclasificable es Robert Fripp, y tal vez con el desarrollo de su técnica denominada Frippertronics nos sitúe en una dimensión más accesible aunque con un timbre más lineal.



Sin lugar a duda quedan muchos caminos por explorar en el arte de la música y el del timbre es uno más. Sin embargo, la sensación que se nos transmite es la opuesta, todo ya está creado y repetimos y repetimos los mismos conceptos, las mismas cadencias, las mismas formas...

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