6 de marzo de 2010

Juan Vásquez

Contemporáneo de Cristóbal de Morales, Francisco Guerrero, Luys de Milán o Antonio de Cabezón por citar algunos de los más célebres nombres, que acreditan el gran momento que vivió la música en España durante el renacimiento. Es a comienzos del S XVI cuándo surge la figura de Juan Vásquez, compositor pacense, vinculado a la escuela de compositores andaluza; es además en Andalucía a la que se trasladó en 1551, dónde vivió su momento de mayor esplendor y dónde falleció. Poco se sabe de su nacimiento y primeros años de vida, al igual que de su muerte. Es sencillo, especular y pensar que, tal vez, debido a una procedencia humilde motivaran su ingreso en 1511 como cantor de la catedral de Plasencia y de esta manera pudiese adquirir formación no solo de carácter musical sino integral que le condujeron no solo a ser un gran autor de su época, sino a consagrarse sacerdote.



Todo apunta a que fue un célebre autor en vida, así su obra profana compuesta fundamentealmente por madrigales o villancicos, compuestos para "las horas desocupadas" de sus mecenas, nobles de la época, eran interpretadas por los vihuelistas más ilustres, Valderrábano, Pisador o Fuenllana e incluso algunos de sus villancicos aparecieron antes publicados en libros de música tan distinguidos como "Orphénica Lyra" de Fuenllana, dónde adaptaba para voz y acompañamiento 12 de sus villancicos. Sobre su obra sacra, tan solo ha llegado hasta nosotros su "Agenda Defunctorum", oficio de difuntos realizado a la memoria de Juan Bravo de Morata y que sirve de contrapunto a su obra profana.



El tiempo parece haberle conducido a un segundo plano, ciertamente injusto, sin embargo, afortunadamente nos encontramos con músicos implicados en difundir su obra. Al igual que nos pasa con su biografía, en su obra existen muchos vacíos, que impiden hacerse una idea más acertada de todo su trabajo. Mientras salen a la luz nuevos datos que arrojen más información de este ilustre extremeño.

1 comentario:

Talleres de Arte dijo...

...en eterno renacimiento